Powered By Blogger

Montag, 7. Mai 2007

Espejos para una no-complicidad



Qué bien que conocí a esta persona, porque ya estaba ansiosa por saber cual sería mi primer blog. Además compartí con miradas por primera vez una complicidad que no existe. Fue más bien como necesidad mía de nunca quedarme con nada, hasta bacilé dos veces en decirselo luego de conocerla esa manana en la que compartimos seis el desayuno. Una familia increíble.La primera vez fué bajando la mirada y haciendo el comentario de lo gracioso que puede llegar a ser una manzana o una taza de café. Y la segunda repitiendo el proceso(mirando hacia la izquierda) pero esta vez preguntándole su interés por la papaya(me llego a la mente por cuatro cuadros que están, desde donde estaba sentada, a mi derecha) sorprendiendome cuando me dijo que no le gusta. Gracias a la música clásica de fondo, entre francés e italiano, la luz que se metía por los vidrios transparentes de las dos ventanas de la cocina, su fascinación a la música clásica y su pasión por la ópera, y, también por que la tercera es la vencida, le hice el comentario, enredándome entre las palabras(uno de esos momento cuando uno piensa que la lengua materna no le pertenece, o más bien se convierte en lengua extranjera).
A mí me parece que compartimos una complicidad cuando nos miramos, una especial, porque no existe. Le dije.
Lo que prosiguió al comentario fueron; risas(la mía, la de ésta persona), gestos con las manos, miradas (hacia ambos lados), y un sorbo de agua para cada uno.
Dejando la sala, caminando por el pasillo hacia el cuarto, me detengoy(y sin entender todavía porqué), volteo la cabeza, luego medio cuerpo, y ahí la puedo ver, atrapada en ese espejo gigante en donde se reflejaba su imágen desde la cocina. Yo sonreí. Él me respondió la sonrisa con otra.